Miedo infantil


Por segunda vez en esa noche, la madre llevaba en brazos a la pequeña niña de vuelta a su cama.

—¿Qué pasa contigo, hija?

—Tengo miedo, mami. Oigo voces…, murmullos en la oscuridad.

—¿Otra vez con eso? ¡Qué voces ni qué nada! Anda, a dormir. Y que sea la última vez que me despiertas.

La madre de rostro pálido, pero cariñosa, arropó a la asustada criatura, besó su frente y le susurró al oído:

—No debes tener miedo, ellos no existen en este mundo, los inventaron para asustar a los niños que no quieren dormir en su cuarto.

La niña sonrió y acomodó su descarnada carita en la almohada. Se durmió mientras repetía:

—Los vivos no existen, los vivos no existen, los vivos no…

Libérame


Para Luci.

Libérame
Concédeme la libertad perdida
Descubre la válvula que alivia esta presión

Que las grietas de mi alma dejen escapar todo el suplicio
y la luz de tu sonrisa exorcice de este cielo los demonios

Dame paz
Inyéctame sueños
cierra mis ojos por las noches
llena el hueco de esta ausencia
que todas las mañanas me invita a llorar
con un café

Decomisa el cansancio que aplasta mis hombros
Aquieta este temblor que no es por frío

Cura las heridas de donde antes hubo alas
ahíta con palabras mi hambre de sentir
Libérame
Reduce la violencia que el silencio esconde
Explícame con tus manos el significado de vivir
Libérame
Lléname de ti

Colaboración revista digital Tenebras


Vayan y descarguen la entrega 6 de la revista digital Tenebras.

Tenebras es una revista enfocada a la ciencia ficción, distopias y steampunk.

En este número colaboro con un relato distópico titulado El silencio.

En un futuro distópico una dictadura pone precio a cada palabra que pronunciamos: ¿Te imaginas un país silencioso? ¿Qué harías si no tuvieras dinero para pagar por hablar?

Este es un extracto de El silencio:

Las personas ya no se saludan en las calles y no es por falta de educación, sino porque las palabras tienen precio. El gobierno que prometió alguna vez una transformación histórica, al final se convirtió en una dictadura, la más cruenta en la historia de este país. El Ministerio de Comunicación y Finanzas se encarga de que las arcas del decrépito dictador estén llenas de recursos disponibles para él y su familia. No basta con vigilar a los ciudadanos para hacerlos cumplir la ley.

Te invito a que leas este y otros sensacionales relatos y a que compartas la revista en tus redes sociales para darle difusión a esta iniciativa creada por excelentes escritores nicaragüenses de ciencia ficción.

Ha sido un gran honor compartir páginas con autores distinguidos.

Aquí está el enlace para descargar el número 6 de la revista.

Si te gusta la ciencia ficción podrás encontrar los números anteriores en el sitio web de la revista Tenebras.

No olvides compartir, no te cuesta nada.

Lanzamiento de «Umbra»


Manifiesto (episodio de desamor y locura #3)


A veces es raro lo que extrañas:

y no son los besos por las mañanas,

restos de las pasiones apagadas,

luna de madrugadas extraviadas.

Días en que no sabes lo que quieres,

te miras al espejo y te mientes

sin advertir en lo que te conviertes,

absurda conclusión de lo que sientes.

Hoy deseas que llegue el olvido,

que la soledad se mude contigo;

si el azul del cielo es finito,

que cure el corazón dividido.

Preso de un sentimiento enfermo,

quien ejecuta un acto extremo;

vas por la calle, ocultas el duelo,

finges vivir, pero ya estás muerto.

A veces es raro lo que extrañas:

y no es el café de la mañana,

y fue antes de que ella llegara,

lo que eras tú antes de amarla.


No se pierdan la presentación de «Umbra»


Ebook especial de fantasía y ciencia ficción


Les comparto el ebook recopilado por Armario de cuentos, esta vez con la temática de fantasía y ciencia ficción. Tengo el honor de participar, junto a grandes escritores del género, con el relato de ciencia ficción Hora 25. ¡Descarguen y disfruten!

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¡Maldito!


Engendro envenenado de maldades,
compendio de maldad aborrecida,
te ríes de mi alma si no sabes
apreciar que te di toda mi vida.

¡Maldito seas ahora y siempre!
maldito corazón que a ti se adhiere,
maldita sea tu boca que blasfema,
maldito cobardía que siempre tienes.

No sabes que al burlarte de mi alma
hieres también a Dios que ya te mira,
que sufre el dolor que yo padezco
y que siente muchas veces tus mentiras.

¡Maldito charlatán despiadado!
Pedazo de metal tan insensible,
con cuántos corazones has jugado
no sabes de tus fines tan terribles.

Tú sabes que para mí no vales nada.
Tú puedes mentir a quien tú quieras
¡Maldita sabandija acomplejada!
Caro lo pagarás cuando te mueras.

¡Malditos sean tus ojos maliciosos!
¡Malditas sean tus manos despreciadas!
¡Malditos sean tus recuerdos venenosos!
¡Y todo lo que en ti no vale nada!

El ladrón de pizza


Mi primo Raúl se quedó a dormir en mi casa esa noche. Preparamos palomitas de maíz y bebidas para ver una película de miedo. Todos estábamos emocionados esperando a que empezara, cuando pasó algo inesperado:
—¡No inventes! —dijo Raúl.
—¡Aaaaah! —exclamó Omar, mi hermano mayor.
—¡No manches! —gritó Álex, quien es el menor de mis hermanos.
—¿Y ahora qué hacemos? —pregunté.
—Esperemos un rato a que regrese la luz —contestó Omar. —¿Qué otra cosa podemos hacer?
Mientras esperábamos, a Raúl se le ocurrió una tremenda idea:
—¡Contemos cuentos de miedo en la oscuridad! —propuso con entusiasmo.
—Yo no sé ninguno —contestó Álex—. Me iré a dormir.
—¡Espera, no seas miedoso! —le dije mientras lo sujetaba del brazo.
—Que empiece el que tuvo la idea —sugirió Omar.
—¡Síííí! —contestamos al mismo tiempo.
Raúl tragó saliva y comenzó con la historia de miedo.
—Era una noche lluviosa con tormenta eléctrica. La familia pidió una pizza que se había retrasado por la misma lluvia. Cuando por fin llegó, ya nadie tenía ganas de comer y cada uno se fue a dormir a su cuarto. El papá con la mamá, el hijo y la hija, cada cual a su recámara. Nadie se ocupó de la pizza y la dejaron encima de la mesa. Ocho ricas rebanadas de pizza de pepperoni.
—¡Qué desperdicio! —reclamó Álex.
Raúl continuó con el cuento:
—Se escuchó un estruendo en el cielo seguido de una explosión, los cristales de las ventanas vibraron y se fue la luz. El viento sopló con más fuerza. El hijo de la familia no podía dormir y decidió levantarse a tomar un vaso de agua.
»Descalzo y sin hacer ruido, fue a la cocina. Se dio cuenta de que no había luz, quiso encender la lámpara y no funcionó. La repentina luz de un rayo iluminó toda la casa. El hijo pegó un brinco y volteó a mirar hacia la puerta de la entrada por instinto. Se abría con lentitud. El hijo quiso gritar cuando vio unos pequeños ojos brillantes que asomaban por la abertura. En cambio, corrió a su cuarto muy espantado por lo que acababa de ver. Se cubrió con la sábana hasta la cabeza y, mientras decidía si avisar a sus padres o quedarse escondido en su cama, se fue quedando dormido.
—Yo no podría dormir después de un susto de ese tamaño —comentó Omar.
—Yo menos —agregó Álex.
—Síguele con el cuento, ¿qué pasó? —incité a Raúl.
—Al otro día, el hijo no comentó nada, como era sábado no tenían que salir corriendo a la escuela. Vio a sus padres preocupados.
—¡Pizza! —gritó emocionado el hijo, al mismo tiempo que levantaba la tapa de la caja.
—¡No agarres! —exclamó la mamá con premura y se arrimó a quitar la caja de la mesa.
—Ya no sirve. Se… se echó a perder —le dijo la mamá.
—Pero alguien ya se comió una rebanada…
—Fue… fui yo. Por eso me di cuenta de que ya no la podemos comer —dijo el papá y echó las siete rebanadas al bote de basura. ¡Siete!
Durante todo el día, el papá revisaba una y otra vez el mecanismo de la puerta, lo cerraba con llave, empujaba la puerta, cerraba y abría, sin encontrar el desperfecto. Fue hasta la cena cuando el hijo les platicó lo que había pasado la noche anterior.
—Vi a un ser de otro mundo entrar por esa puerta. Pude ver sus ojos brillantes y, antes de que me hipnotizara, corrí a esconderme a mi cuarto, me cubrí con la sábana hasta la cabeza y me quedé dormido.
El papá y la mamá se miraban con la incredulidad de que un ser de otro mundo se hubiera metido a la casa. El papá decidió poner una trampa, puesto que había notado algo raro una tarde cuando miraba por la ventana hacia el pequeño jardín: fue una silueta fugaz que alcanzó a ver de reojo, pero cuando volteó para mirar, ya no vio nada. También se percató de que la puerta tenía algunos arañazos, lo mismo que la puerta trasera y la constante situación de encontrar por las mañanas los botes de basura tirados junto con su contenido. Si el visitante regresaba esa noche, dejaría la puerta entreabierta y unas rebanadas de pan Bimbo sobre la mesa.
Esperaron escondidos en la cocina hasta que escucharon que algo rasguñaba la puerta de la entrada. Se abrió con lentitud, en aquel silencio se escuchaban unas pequeñas pisadas. El papá se asomó por encima de la barra y pudo ver esos pequeños ojos brillantes, una nariz afilada y una cola esponjada con anillos.
—¡Es un cacomixtle! —exclamó la mamá cuando logró ver a la criatura.
El animalito advirtió la presencia humana y salió corriendo por donde había llegado.
El domingo en la mañana, durante el desayuno, platicaron sobre lo que había pasado en las dos últimas noches:
—Cuando se fue el repartidor, no cerré bien la puerta, por eso el cacomixtle pudo entrar y robar un pedazo de pizza —dijo sonriente la mamá.
—Menos mal que solo era un animalito. ¡Tremendo susto que me llevé! —dijo el hijo.
—A veces pasa —repuso el papá—. Aunque ya había notado algunos desperfectos que ocasionó el visitante nocturno.
—A mí no me da miedo —comentó la pequeña de apenas siete años de edad.
—¿Qué es lo que no te da miedo, nena? —preguntó la mamá, enternecida.
—El hombrecito de ojos brillantes que me visita por las noches. Por cierto, la última vez que vino me convidó pizza de pepperoni…

—¡No manches! ¡Qué miedo! —exclamó Álex con los ojos abiertos más de lo normal.
—Ya me dio miedo —murmuró Omar.
—No podré dormir esta noche —agregué.
—Es algo que le sucedió al primo de un amigo —puntualizó Raúl.


Con el miedo encima por fin regresó la luz, pero ya no quisimos ver películas de miedo. Esa noche ya habíamos tenido suficiente y nos fuimos dizque a dormir. Raúl tenía un gran talento para contar historias. Nadie pudo cerrar los ojos, eso sí, nos aseguramos de que todas las puertas estuvieran bien cerradas y de no dejar comida sobre la mesa. No vaya a ser…

Fotografía


Logré capturar el tiempo en un instante:

robé una imagen fija de la realidad

solo para obtener una descripción exacta

de aquello que separa la fantasía de la verdad.

Es la explicación de la belleza concreta,

refinada y despojada de todo lo banal.

Sobriedad visual que juguetea con la sensualidad

como lo haría la luz con la oscuridad.

¿Cómo describir la fuerza que emana desde una dimensión?

Líneas que hipnotizan y transportan a un lugar mejor:

a un laberinto delineado por un elegante color.

De repente, aparece una galaxia con dos soles que emiten luz sin piedad

y ejercen una irresistible atracción de la que no se puede escapar.

Aventurarse a explorar ese universo a pie

orbitando definidas trayectorias curvilíneas

que detonan una deliciosa explosión cósmica.

Pulverizado y confundido con el perfume estelar,

abre los ojos este insolente cosmonauta;

es hora de poner los pies en la tierra

después de viajar a través de las estrellas,

e inventando nuevas teorías de astronomía

en un ciclo eterno seguiré mirando

tu fotografía.

Poema escurridizo sin dedicatoria


Con este poema estoy participando en la convocatoria para la Antología III de Salto al reverso con el tema «Agua».

Uso de la b


Uso de la letra B

Criterios posicionales

En el idioma español, hasta para los propios hablantes, surge siempre la duda cuando un sonido (fonema) del lenguaje se puede representar con dos letras (grafemas). Tal es el caso de «b» y «v».  Pero ¿cuál es el razonamiento para saber en qué momento se debe usar una y otra? La Sagrada Ortografía de la Lengua Española ofrece una serie de criterios para diferenciar el uso de estos grafemas. A continuación, una explicación acerca de las «Notas orientadoras sobre el uso de la letra b».

Se escribe con b cuando el fonema /b/ cumpla con los siguientes criterios posicionales, es decir, según la posición que ocupa en la palabra. Son cinco:

  • Cuando precede a otra consonante: abdicar, abnegación, absolver, abyecto, amable, hablar, hebra, objeto, obtener, obvio, pobre, subterfugio. Las únicas excepciones son las palabras ovni (originariamente una sigla), grivna (‘moneda de Ucrania’) y algunos topónimos o antropónimos de origen foráneo, como Vladivostok o Vladimir(o) (aunque existe también la variante Bladimiro).
  • En posición final de la palabra: baobab, club, esnob, Job. Son excepción los extranjerismos de procedencia eslava molotov y lev (‘moneda de Bulgaria’; variante de la forma preferida leva), así como las transcripciones al alfabeto latino de ciertos nombres propios eslavos, ya sean topónimos, como Kiev, o antropónimos, como los apellidos que contienen las terminaciones patronímicas -ev, -ov: Prokófiev, Romanov.
  • Después de la sílaba tur: disturbio, enturbiar, perturbación, turba, turbante, turbina, turbo, turbulento.
  • Después de las sílabas iniciales ha-, he-, hi-, hu-: haba, habano, habitar, habitual, hebilla, hibernar, hibisco, hubo, hubieron. Excepción: hevea (‘árbol productor del caucho’) y sus derivados.
  • Después de las sílabas iniciales ra-, ri-, ro- y ru-: rabadilla, rábano, rabel, rabia, rabino, rabo, riba, ribazo, ribera (‘margen u orilla de un río o mar’), ribete, ribonucleico, robar, robellón, robinsón, robot, robusto, rubeola o rubéola, rubí, rubio, rubor. Excepciones: raviol, ravioli o raviole, rival y sus derivados rivalidad y rivalizar, rivera (‘arroyo o río pequeño’), y algunos topónimos y sus gentilicios, como Ravena o Rávena (ciudad de Italia) y ravenés, Rivera (ciudad y departamento del Uruguay) y riverense, o Rivas (ciudad y departamento de Nicaragua) y rivense.

 Criterios secuenciales

El criterio secuencial hace referencia a la combinación de letras que se requieren para que se cumpla la condición y sea correcta su escritura con b.

Se escriben con b en representación del fonema /b/ la mayoría de las palabras que empiezan por las secuencias siguientes:

  • Por abo- y abu-: abocar(se) (‘encaminar(se)’, ‘dedicar(se) a algo’, ‘desembocar o ir a parar’), abogado, abolengo, abolir, aborigen, aborto, abuchear, abuelo, abulia, abundar, aburrido, abusar. Excepciones: avocar (dicho de una autoridad, ‘reclamar para sí una cuestión que compete resolver a otra inferior’), avoceta, avulsión y avutarda. Son también excepciones los derivados de palabras que se escriben con v, como avolcanado (de volcán), avorazarse (de voraz) o avulgarar (de vulgar).
  • Por alb- y arb-: alba, Albania, albañil, albaricoque, albedrío, albergue, Alberto, albino (‘de piel y pelo anormalmente blancos’), albóndiga, albornoz, alboroto, álbum, árbitro, árbol, arbusto. Excepciones: Álvarez, Álvaro, álveo, alvéolo o alveolo, alvino (‘del bajo vientre’), alverja o arveja (y sus derivados) y arvense.
  • Por las sílabas bar- y bor-: barba, barbacoa, bárbaro, Barcelona, barco, barniz, Bartolomé, borbotear, borda, bordar, borde, Borgoña, borla. Excepciones: várdulo, Vargas, varguense, Varsovia, varsoviano y vórtice.
  • Por las sílabas bu-, bur- y bus-: bucanero, bucear, bucle, bucólico, búfalo, bufanda, buhardilla, búho, bujía, bullicio, buñuelo, burbuja, burla, burdel, burgués, burocracia, burro, búsqueda, busto, butaca, buzo. Excepción: vudú y sus derivados.

Observemos que también se escriben con b las palabras que presentan las terminaciones siguientes:

  • Las palabras terminadas en -bilidad: amabilidad, debilidad, estabilidad, habilidad, posibilidad, sensibilidad, visibilidad. Excepciones: civilidad y movilidad, y sus derivados.

Criterios morfológicos

Este criterio define cuando se escribe con b de acuerdo con la forma en que están hechas o constituidas las palabras.

Se escribe con b en representación del fonema /b/ en los siguientes casos:

  • Las terminaciones -aba, -abas, -ábamos, -abais, -aban del pretérito imperfecto (o copretérito) de indicativo de los verbos de la primera conjugación: amaba, bajabas, cantábamos, saludaban, trabajabais. Y también las formas de este mismo tiempo del verbo ir: iba, ibas, íbamos, ibais, iban.
  • Las palabras que contienen los siguientes prefijos o elementos compositivos:

1. bi-, bis-, biz- (‘dos’ o ‘dos veces’): bianual, bicentenario, bicolor, bilateral, bilingüe, bimotor, bipartidismo, bipolar, bisexual, bisnieto o biznieto, bizcocho o biscocho;

2. bibli(o)- (‘libro’): biblia, bíblico, bibliobús, bibliófilo, bibliografía, bibliomanía, biblioteca;

3. bio-, -bio (‘vida’): biodiversidad, biografía, biología, biomasa, bioquímica, biosfera o biósfera, biotecnología, anaerobio, microbio.

4. sub- (‘bajo o debajo de’): denota inferioridad de posición o categoría, atenuación o disminución): subacuático, subafluente, subempleo, subestación, subestimar, subíndice, subinspector, suboficial, suburbano.

  • Las palabras compuestas cuyo primer elemento es bien o que comienzan con su forma latina ben(e)-: bienaventurado, bienestar, bienintencionado, bienhechor, bienmesabe, biennacido, bienoliente, bienvenida, bendecir, benefactor, beneplácito, benevolente.
  • Las palabras compuestas cuyo último elemento es fobia (‘aversión o temor a algo’) y las que incluyen el elemento compositivo fobo/a (‘que siente aversión o temor’): agorafobia, claustrofobia, fotofobia, hidrofobia, andrófoba, homófobo, xenófobo.

Criterios léxicos

El uso de la b según los criterios léxicos se refiere al conjunto de palabras que comparten la misma raíz.

Se escriben con b en representación del fonema /b/:

  • Los verbos beber, caber, deber, haber, saber y sorber, y sus derivados.
  • Las voces en cuya familia léxica hay palabras que, en lugar de b, presentan la p etimológica latina: abeja (apicultura); cabello, cabellera, descabellado (capilar); obispo, obispado (episcopado, episcopal); recibir, recibidor (recipiente, receptor); sabio, sabiduría (sapiencia); sabor, saborear (sápido, insípido).

[i]


[i] Española, R. A., Española, A. D. A. D. L. L., Real Academia Española, & Asociación de Academias de la Lengua Española. (2010). Ortografía de la lengua española [Libro electrónico]. Espasa.

Colocación de los signos de interrogación y exclamación


¿En dónde los pongo?
¡Entérate aquí!

Los signos de apertura (¿¡) se colocan justo donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no se corresponda con el comienzo del enunciado; en ese caso, la secuencia interrogativa o la exclamativa se inicia con minúscula. Quedan fuera de la pregunta o la exclamación los siguientes elementos:

a) Los vocativos, cuando ocupan el primer lugar del enunciado:

Raquel, ¿sabes ya cuándo vendrás?

En cambio, si van al final, se consideran incluidos en la pregunta o la exclamación:

¿Sabes ya cuándo vendrás, Raquel?

b) Los enunciados aseverativos que preceden a los apéndices confirmativos:

Hoy es su cumpleaños, ¿no?

No les interesa lo que estoy diciendo, ¿verdad?

No está mal, ¿eh?

c) Las estructuras encabezadas por expresiones de valor introductorio del tipo en cuanto a, con respecto a, en relación con, con referencia a.

En cuanto al tráfico, ¿hay alguna novedad?

Así como otras expresiones equivalentes:

Y hablando de Estefanía, ¿cuándo viene?

Tus niños, ¿están bien?

d) Los adverbios, locuciones adverbiales y otros complementos que inciden sobre toda la oración y expresan la actitud con la que el hablante se manifiesta o la que le pide al oyente, como sinceramente, francamente, con la mano en el corazón, brevemente, honradamente, etc.: 

    Con la mano en el corazón, ¡estoy encantado!

    Francamente, ¿te importa lo que le pase? 

e) Las oraciones dependientes —como las prótasis condicionales y concesivas o las causales y finales externas—, cuando ocupan el primer lugar de un enunciado: 

Si encuentro trabajo, ¡menuda fiesta voy a dar!

Aunque no te apetezca venir, ¿puedo contar contigo?

Puesto que no cabemos en un coche, ¿les parece que vayamos en tren?

Para que te enteres, ¡no pienso cambiar de opinión!

En cambio, cuando van al final, se consideran incluidas en la pregunta o la exclamación:

¡Menuda fiesta voy a dar si encuentro trabajo!

¿Les parece que vayamos en tren, puesto que no cabemos en un coche?

f) Muchos de los conectores discursivos que anteceden a la secuencia sobre la que inciden:

 Por lo demás, ¿qué aspecto tenía tu hermano?

Lo ha intentado, sin embargo, ¿cómo vencer tantas adversidades?

Fuente: RAE (2010). Ortografía de la lengua española.